6 de enero de 2017

La Plaza de Mayo tiene las horas contadas

Los relojes públicos y monumentales que forman parte del patrimonio histórico de la Plaza de Mayo corren el riesgo de dejar de funcionar, dentro de algunos pocos años, por falta de mantenimiento y atención. Lo que pone en peligro la vida útil de los relojes es la ausencia de un recambio generacional en el oficio del horólogo.
Un horólogo es la persona encargada de poner en hora, mantener y reparar los relojes públicos de los edificios históricos. En la actualidad, en la Ciudad de Buenos Aires ejercen este trabajo sólo cuatro personas, Alberto Selvaggi, de más de 70 años, es el maestro de todos ellos y está a punto de retirarse, mientras que los demás superan los 50 años de edad. Como su discípulo mas aplicado, Jorge Campos, que con 58 recién cumplidos comparte su preocupación por que no aparecen técnicos jóvenes con la vocación artesanal de restaurar o reparar los relojes históricos y retomar el legado.
Campos se inició en la relojería hace tres décadas como empleado en una empresa de fichadores para control de horarios de personal y desde los últimos 20 años se dedica a lo que lo apasiona y lo atrae. Los relojes de torre, también llamados relojes monumentales.
Sus máquinas mas mimadas son las del Cabildo y la Casa Rosada, el gran reloj de la Sindicatura General de la Nación, de más de dos metros de diámetro, y los de las casas centrales de los bancos Francés y Provincia, los de cada torre de la Basílica de Luján en la provincia de Buenos Aires, el de la Municipalidad de San Luis.
Su reloj más preciado es el del Ministerio del Interior ya que él mismo tuvo que reconstruirlo por completo luego de que, al decir de sus palabras, “un ‘genio’ lo desarmara para instalar una maquina eléctrica”.
Cada miércoles por la mañana llega para darle cuerda. Entra por la esquina de 25 de Mayo y Bartolomé Mitre, sube tres pisos por ascensor y uno más por la ancha escalera de mármol que conduce hasta el altillo. Allí está instalada la máquina del reloj, dentro de un armario de madera, cerrado con candado.
“Esto es lo que desde el exterior del edificio se ve como la cúpula, el cuadrante con las agujas del reloj que vemos afuera, está en realidad, en el piso de abajo”, una rareza declarada por Campos con total naturalidad.
“Antes de las cuatro de la tarde tengo que venir a darle cuerda con esta manija, porque si no, el contrapeso toca el suelo y el reloj se detiene”, explica el horólogo con su voz grave y pausada pero con gran entusiasmo, mientras sostiene la pesada manivela de bronce y madera, que en instantes va a colocar en el eje del tambor para enrollar los cables de acero. Se eleva lentamente el contrapeso de unos 200 kilos, por medio de un juego de poleas que cuelga desde el techo.
El armario es de un metro por dos y tiene unos 40 centímetros de profundidad. Adentro se lucen los mecanismos que brillan a la luz del tubo fluorescente. Sobre la tabla que soporta la estructura, una pequeña placa de bronce muy lustrada reza: “W. Pots & Sons, Leeds, England 1901”, nombre del constructor, procedencia y año de fabricación. En referencia a la fecha, Campos comenta: “Si se fijan en la fachada del Ministerio, figura en el mismo año (MXMI). En realidad el reloj y el edificio pertenecían al ferrocarril, por eso van a ver las siglas FFCCA (Ferrocarril Central Argentino) grabadas en mas de una de las piezas. Desde aquí se coordinaban las tareas de carga y descarga entre trenes y barcos ya que desde esas ventanas redondas se veía el puerto. Era un punto estratégico”.

Antes de salir a trabajar, Campos sincroniza su reloj pulsera con la hora oficial. En relación a su vida personal relata: “A veces me piden que arregle despertadores o cosas por el estilo y la verdad, yo si agarro un reloj chico, lo rompo. Mis manos están acostumbradas a otros pesos, a otros espesores. Un relojero tiene dedos de seda”, se ríe y comenta que cuando sus hijas eran chicas e invitaban amiguitas a dormir, le hacían desactivar todas las alarmas de los relojes cucú que poblaban una de las paredes de su casa, para que no se asustaran durante la noche. Campos manifiesta un cariño especial por los mecanismos que repara, como si se tratara de sus propios hijos.
Confiesa que ama lo que hace y que además, sin declarar cuanto, cobra muy bien por su trabajo, tanto al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como al resto de los municipios del interior o el conurbano.
Las palabras de Campos suenan nuevamente a maestro de historia. “Con los acontecimientos de diciembre de 2001, en una de las manifestaciones, el frente del cabildo estaba cubierto con andamios y recuerdo que había un tipo colgado de la aguja de horas, la rompió y se llevó el pedazo”, rememora con cierta tristeza y comparte lo que descubrió un año después cuando lo llamaron para restaurarlo.
“Me puse a investigar sobre la máquina y me entero que era norteamericana y que había sido instalada en los años 40 cuando se remodeló el Cabildo. Lejos de ser la original, en realidad, los ingleses nos habían vendido por nuevo, un reloj que ya tenia 50 años de uso y que nunca llegó a funcionar correctamente, porque en las cajas donde deberían haber llegado los contrapesos y otras piezas, entraron mercadería de contrabando. Así que hasta que llegó todo lo necesario y ubicaron a la persona que lo tenia que armar, pasaron muchos años”.

En la actualidad y desde el 2002, el reloj del Cabildo funciona con una máquina fabricada, instalada y mantenida por la empresa que junto a su socio fundó Jorge Campos, y se apena porque el ayudante que tomaron para colaborar en el taller, no siga su camino, el de continuar con la épica tarea del rescate histórico de mantener con vida a los relojes de la Plaza de Mayo y sus alrededores.

13 de junio de 2016

Años de Blues

Años de Blues
Mucho tienen que ver, el Blues, el Tango y la Fotografía. En todos se hace presente la nostalgia, la evocación, y también el recuerdo. Con cualquiera de las tres primeras se puede reconstruir una historia.
La fotografía me despertó curiosidad desde siempre, pero fue en 1996 cuando cursaba segundo o tercer año de Diseño Industrial en la U.B.A. que un ocasional cuñado me llevó a probar un taller en la Escuela Argentina de Fotografía.
Me compré una Canon T90 Reflex para probar, investigar y experimentar. Al año siguiente y después de muchos rollos, ya estaba sacando fotos en un recital de la Mississippi.

Habían venido a tocar al Pabellón III de la F.A.D.U. para cerrar la Semana del Estudiante, cinco días con recitales, desfiles, muestras, intervenciones de todas las disciplinas de diseño que se dictan en esa facultad.
Ese viernes a la tarde cursé Historia del Diseño de 19 a 21.
Como el nombre de la banda que cerraba la semana se conocía solamente el día del show, ni bien me enteré salí corriendo con el auto hasta mi casa a buscar la cámara y el equipo completo, lentes, flashes, pilas, todo lo que llevaba en el bolso.
Estacioné donde pude, corrí hasta el hall de planta baja. El escenario, armado de espaldas a los ascensores del lado Lugones, aguardaba a la mejor banda de Blues de la Argentina con una luz puntual sobre cada instrumento. Cargué la cámara y me encontré con unos amigos en la baranda del primer piso. El patio estaba tan oscuro y lleno como nunca lo habíamos visto, no había espacio entre una persona y otra, que saltaban haciendo vibrar el hormigón.
Durante todo el recital saque casi dos rollos, uno de 36 y el otro sin terminar. Muchas de carácter experimental que, obviamente, no salieron. Otras, las menos, muy buenas.
Al finalizar, busqué una mesa para desarmar y guardar el equipo en el bolso. Perder las tapitas de los lentes es condenarlos a muerte por cualquier rayón. Preocupado por la seguridad le pedí a Juan Quick, un amigo de cursada, que me acompañara para estar mas tranquilo. En ese momento sentí una voz ronca que se me acercó por detrás y me dice: “Pibe vos las fotos las vendes?” (o algo así pude entender) y nervioso por la vulnerabilidad de la situación de guardado le dije que no, sin siquiera mirarlo.
Al instante se me acerca Juan y me dice: “¡Boludo!, ¡Era Ricardo Tapia!, ¿Qué le dijiste?”.

El mismísimo cantante se había acercado a hablarme a mí, un simple mortal, estudiante de todo, que por prejuicio le había cortado el rostro. Me sentí muy mal, lo fui a buscar y me disculpé. Le dejé mi número para ofrecerle los negativos, pero ya no los quería. Sin embargo accedió a sacarse una foto conmigo. Armé cualquier lente y Juan retrató el momento.


Pasaron 15 años y nunca mas volví a encontrarme con el músico. Pero la vida cruza los caminos, así como en el mítico Crossroads, esa encrucijada donde el guitarrista le vende el alma al diablo.
La suerte quiso que lo vuelva a ver, fue en Junio de 2012, en el cierre de la Semana de la Música, evento anual que se celebraba en la Escuela ETER, donde cursaba el tercero y último año de Técnico Superior en Periodismo.
 Por haber hecho el seminario de Manejo de Cámara de Video, además me tocaba filmar y documentar el reportaje en el que el profesor Alfredo Rosso entrevistaba a Ricardo Tapia. La charla transcurría en el pequeño patio de la Sede Acevedo, frente al bufet y al ventanal de Radio Eter, alternando respuestas y canciones que interpretaba solito, en una banqueta con una guitarra electroacústica de chapa cromada.
Así que una vez terminado el recital fuimos todos a una oficina para seguir grabando la nota del Backstage que le hacían unos compañeros de la materia Televisión. Aproveché para mostrarle a Tapia las imágenes tomadas aquella vez en Ciudad Universitaria, y nos sorprendimos entre risas por las marcas que dejan el paso de los años. Posamos para una foto nueva, reeditando la anterior, y me autografió la del 97. Nos despedimos con un gran abrazo, que fuera “hasta la próxima” y agregó: “Mirá si te tengo que esperar 15 años en la Ruta 2...”.



20 de agosto de 2011

No olvidemos, cuando sea dia del niño por estas tierras

En nuestro país se celebrará, inusualmente, el Día del Niño este domingo, el tercero del mes de agosto, cuando tradicionalmente se los festeja el segundo.
Mas allá de consideraciones personales, o las de aquellos que piensen que sólo se trata de una mera fecha comercial, quien definió que en el corriente 2011 se pasara la conmemoración al día 21 fue la Cámara del Juguete, que nuclea a fabricantes y vendedores de todos los productos que se comercializan de manera extraordinaria para homenajear a cuanto infante se conozca.
     La región inexorablemente vive, más allá de las fronteras, un fenómeno de integración latinoamericana o dicho de manera más cercana, en lo que refiere al cono sur. No obstante, la vorágine por compra de regalos y juguetes de alguna manera oculta la historia de los países vecinos, donde la realidad no es tan festiva, si hablamos de guerra, si hablamos de héroes.
     La Guerra de la “Triple Alianza” llevada a cabo entre 1865 y 1870, fue la más obsecuente prueba de lealtad a las intenciones de Gran Bretaña por defender las ideas del libre mercado.
Fue así que los ejércitos de Argentina, Brasil y Uruguay arremetieron en desigual batalla contra la hermana república de Paraguay, so pretexto de, en primer lugar, haber tenido la osadía de desarrollar industria pesada, siderurgia, manufactura, ferrocarriles, telégrafos y demás habilidades tecnológicas.
 Otro hecho desencadenante del conflicto fue que el Mariscal Francisco Solano López (pariente del reciente fallecido dibujante de El Eternauta) tuvo la valentía de impedir que fragatas mercantiles de bandera inglesa descargaran productos que competían con la incipiente industria paraguaya.
El resto es historia conocida hasta un cierto punto, sabido es que el ejercito de Paraguay cayó diezmado bajo el fuego de las tropas de Mitre y compañía.
La población de varones jóvenes en edad de combatir se había agotado entre los guaraníes, por ello la convocatoria se hizo extensiva tanto para los adultos y ancianos como para niños. Así fue que chicos de 15, 8 y hasta 6 años se sumaban al maltrecho ejército para apoyar a las tropas de López, ya en franca retaguardia.
En una de las últimas batallas, la de Acosta-Ñú, en el Cerro de la Gloria, fue la más obscena del genocidio latinoamericano, donde 20.000 soldados aliados al mando del Conde D’eu, masacraron a cerca de 3500 niños, ataviados con uniformes de soldado, y barbas y bigotes pintados con carbón para aparentar mayores. No obstante la matanza, el asesino brasileño no titubeó en ordenar que se incendiara la pradera, para quemar vivos a los heridos, a sus madres que acudieron en su rescate, algunas levantando las armas de sus hijos y al resto de los caídos para ocultar la evidencia y silenciar así la historia.
Por este acto de heroísmo de la tarde del 16 de agosto de 1869, es que se celebra en Paraguay el Día del Niño.
Ah! Otra cosa, demás está decir, que allá es feriado y no se pasa de fecha, lo digo para que lo pensemos a la hora de comprar juguetes bélicos y/o importados. Reflexione, ahí murieron pibes con armas de verdad.

30 de julio de 2011

Sobre el Hospital José T. Borda y Radio La Colifata

“Yo estoy acá por loco, no por tarado”

Las instituciones o centros de salud mental son centros de salud que diagnostican y tratan patologías psiquiátricas o las que comúnmente denominamos enfermedades mentales que van desde casos irreversibles o que revisten un cierto riesgo para la sociedad o para los pacientes mismos, hasta trastornos no tan graves donde la persona puede recuperarse dependiendo de sus aptitudes y capacidades individuales.

En este último caso, lógicamente su recuperación dependerá de que estén dadas las condiciones para un tratamiento adecuado y se encuentre acompañado adecuadamente por su entorno familiar.
Estas condiciones son las que se ven deterioradas cuando la familia abandona al paciente y el Estado abandona al hospital.
La consecuencia directa de este abandono es la “deshumanización del paciente”, que fue mundialmente criticada en la reforma psiquiátrica de la década del setenta.

La reforma llegó a la Argentina recién un año después del advenimiento de la democracia en 1984, cuando un grupo de psiquiatras del Hospital José Tiburcio Borda decide reunir en un taller de expresión a pacientes con inquietudes artísticas, artistas y médicos coordinadores.
El taller tomó forma de asamblea y nació así el Frente de Artistas del Borda.
El objetivo de incorporar la producción artística no sólo cumple con un efecto liberador de la situación de encierro de los internos si no que además apunta en forma terapéutica  a revertir los efectos de deshumanización provocados por la institución a través de los malos tratos, el aislamiento, la sobre medicación y por otro lado por la condena social que reciben luego los que pueden salir, cuando intentan reinsertarse en la sociedad.

La comunidad en su conjunto no mira con buenos ojos al paciente psiquiátrico, no confía en su completa rehabilitación y eso lo margina y en ciertos casos lo condena a permanecer internado de por vida.
Hay una especie de rechazo que pesa sobre quienes pasaron por una institución de encierro, privados de libertad o en tratamiento psiquiátrico.
Por esto mismo el Frente de Artistas del Borda creó talleres de Pintura, Dibujo, Fotografía, Periodismo, Letras, Música, Marionetas, Teatro, mimo, Expresión corporal y Circo. Además del Taller de Desmanicomialización donde el eje ideológico es la discusión y debate de la teoría madre planteada por el Frente.

Actividades de este tipo son las que fortalecen psicológicamente al paciente y lo más importante, lo acercan a relacionarse con la sociedad, que es la manera en que se define la identidad y sobre la identidad se avanza hacia la cura, total, parcial o hacia una favorable rehabilitación.

A su vez, estas corrientes expresivas se convierten en un canal de denuncia donde el paciente puede criticar y hacer conocer su descontento sobre las instalaciones, el trato y demás cuestiones que le son adversas, y son tomadas en cuenta por parte de la sociedad que en el mejor de los casos toma nota y puede ejercer su poder ciudadano sobre las autoridades para que los pacientes sean tenidos en cuenta.

Para saltar los muros del hospital y continuar desmanicomializando, en 1991 nace por iniciativa del licenciado Alfredo Olivera, el taller de radio que mas tarde dio origen a Radio La Colifata, que en la actualidad es una radio abierta a la comunidad, sostenida en el aire por los internos del Hospital Borda.

Pasaron desde 1991, los 10 años neoliberales del menemismo,  mas los 4 de la continuación de su ministro estrella, Domingo Cavallo, y por si le quedara poco por sufrir, la Salud Pública asestó un último golpe de 4 añitos mas de gestión Macrista, donde los recortes presupuestarios no se alejaron de la orden del día.

Olivera junto a la Colifata, la Asociación Civil Cooperanza y el Frente de Artistas del Borda organizaron el Festival del Abrigo, este 31 de mayo bajo la Consigna: “Puentes donde hay muros y abrigo donde hay frío” con la presencia de musicos invitados como Goy Karamelo ex vocalista de la agrupación Karamelo Santo, donde se recibieron donaciones y se elevó la denuncia a voz en cuello sobre la falta de vidrios en las ventanas, la falta de gas en los últimos 3 meses (los mas fríos en lo que va del año), los cortes de luz y la insuficiencia de las escasas estufas eléctricas, otro efecto cosmético de las políticas frívolas del Pro.

LT 22 Radio La Colifata cumple este 3 de Agosto de 2011 su primeros y jóvenes 20 añitos, por eso desde este humilde lugar, vaya un rescate clínico-socio-político para estos locos sin la colina, pero con la radio propia, comunitaria y que construyen sábado a sábado, utopías y castillos en el aire.

Para colaborar con “La Colifata” sírvanse pasar por el patio del Hospital José Tiburcio Borda, los sábados a las 14.30, sobre la calle Ramón Carrillo 375 en el barrio porteño de Barracas, o bien al correo
radiolacolifata@gmail.com o por teléfono al 4554-4356, Asociación Civil La Colifata.

Mini Documental sobre el Festival.

NdA: Esta columna formó parte del programa “Que miércoles pasa?” emitido por http://www.radioeter.com.ar/  el miércoles 13 de julio de 2011 de 16 a 18, en el que conversamos telefónicamente con el licenciado Alfredo Olivera sobre la desmanicomialización y el estado del Hospital Borda.

29 de julio de 2011

Bachilleratos Populares

Aprender por afuera

Los Bachilleratos Populares son muchas veces la única opción para las personas que por distintas razones, edad, situación socio-economica, es decir tuvieron que salir a trabajar en lugar de asistir a la escuela o simplemente por razones de distancia, quedaron afuera del sistema educativo tradicional.
Este nuevo encuadre surge a partir de la crisis que sacudió al país en el año 2001 y 2002, donde las quiebras de las empresas y los despidos masivos alentaban muchas veces a la toma de las fábricas por sus trabajadores para defender la fuente de empleo y sostener la producción en forma de “Cooperativas” o “Recuperadas” bajo gestión obrera. El barrio y la comunidad casi siempre acompañaron este proceso de lucha y en respuesta a ese apoyo, los trabajadores abren las puertas de la fábrica a la comunidad bajo la forma de “Esapacios” que los vecinos ocupan con Centros Culturales, Comedores, Bibliotecas Populares, o clases de apoyo escolar, que de acuerdo a la demanda, deviene en este nuevo de entidad educativa.
El Bachillerato para Jóvenes y Adultos Chilavert es uno de los 40 que existen en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, “La Chilavert” como se la conoce en el barrio porteño de Pompeya, funciona dentro de la Cooperativa Gráfica del mismo nombre desde Marzo de 2007.
      Vanesa Lorena Jalil (32), licenciada en Historia egresada de la Universidad de Buenos Aires, es una de las personas encargadas de llevar adelante este proyecto y una referente desde su gestación. Minutos antes de entrar a dar clase, hace un recorrido por la historia del Bachillerato y sus aspectos más significativos.
-¿Cuál es la relación que tienen con las empresas recuperadas?
-No es casual que siempre se nos vincule con las empresas recuperadas y el fenómeno social originado a fines del 2001, por que en realidad somos parte de lo mismo. Somos parte de la propuesta de las Organizaciones Sociales, la respuesta a las necesidades de una comunidad allí donde el Estado esta ausente. Donde no hay trabajo, los trabadores ocupan un espacio, y donde no hay una escuela, aparece un Bachillerato Popular. El hecho de funcionar dentro de una “recuperada” es también la respuesta a una necesidad de espacio físico propio. Para las empresas y fábricas recuperadas es una garantía, es una manera de legitimarnos y apoyarnos mutuamente y de afianzar las relaciones con la gente del barrio.
-¿Cómo es la relación con el gobierno de la ciudad?
-Nosotros consideramos que el Estado debe ser garante de la educación, rol que claramente no cumple. Venimos a cubrir una necesidad pero ampoco le hacemos un favor al Estado para que no tenga que hacer una escuela nueva allí donde no hay. Por ejemplo, el Estado no nos reconoce como escuela formal, pero como sabe que existimos, nos deriva chicos del programa “Puentes Escolares”, que depende del gobierno de la ciudad. De alguna manera eso nos legitima y probamos nuestra existencia por medio de la presencia activa. Es una relación en tensión permanente, cada cosa lograda depende de la lucha, de la movilización y para eso hay que organizarse. Somos una experiencia educativa que interpela a las políticas sociales del Estado.
-La educación Popular, ¿es formal o no formal?
-Todos los Bachilleratos Populares nos encuadramos dentro de lo que es la educación formal, las experiencias de educación no formal se refieren a talleres o cursos. Nosotros proponemos una currícula, tres años de cursada, materias correlativas y un título oficial. Los chicos vienen de lunes a jueves de 19 a 22 y los viernes funciona un espacio de clases de apoyo para los chicos de primer año y para los de segundo que recién se incorporan.
-¿Cómo fue la experiencia en particular de Chilavert?
-A partir de la inquietud de identificar a la escuela con la empresa como espacio de lucha y junto con la necesidad de hacer una intervención en el entorno. La escuela es la comunidad; es y está en la comunidad, y ambas están en la lucha. Empezamos a funcionar en el comedor de la fábrica en marzo de 2007 con primer año. En 2008 los de segundo pasaron al aula que era antiguamente la oficina privada del anterior dueño ¡Todo un símbolo de toma! (se ríe). El aula de tercero hubo que hacerla. En fin, el proyecto educativo es el reflejo del modelo de nuestro país, el que hay es el que nos dieron y el que queremos lo estamos creando.
-¿Hay algo más por lo que se diferencian de la enseñanza tradicional?
-Sin duda el carácter horizontal de la dinámica del aula, si bien existe la figura del docente, en este caso nos manejamos en duplas. La disposición de las mesas, y de los estudiantes es muy diferente a la que adoptan los maestros de educación tradicional. El modelo del educador popular Paulo Freire es al que más hacemos referencia. Otro aspecto significativo es el de las asambleas que se realizan una vez por mes, en horario de clase, en alguna materia a designar, donde todos proponen inquietudes, opinan y discuten, se debate y se definen las políticas y acciones a seguir para resolver los problemas puntuales de cada curso. De forma independiente a lo que sucede en planos mas generales con la Coordinadora.
-¿Cómo es dar clase en Chilavert?
-Tomamos al sujeto con sus problemáticas y particularidades e intentamos crear mecanismos para vincularlo con la escuela. Aplicar una metodología pedagógica que contemple su realidad, con la que construye y evalúa su mundo, e intenta cambiarlo.
En Pompeya se hace de noche y otro día llega a su fin. En la calle Chilavert 1136 unos 30 jóvenes vuelven a pensar en un futuro mejor.

En materia de educación
El Bachillerato Popular Chilavert otorga el título oficial de “Perito Auxiliar en el Desarrollo de las Comunidades”, luego de tres años de cursada en la que los estudiantes adquieren conocimientos y herramientas de especialización en el campo social.
José Luis Piana (38), docente, egresado del Taller de Cooperativismo de la Universidad Popular de Madres de Plaza de Mayo, da precisiones acerca de la “caja curricular” aprobada por el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Las materias que no están presentes en la currícula de la educación tradicional son: Educación Cívica; Cooperativismo I, II y III; Problemática Social Contemporánea; Sociedad y Estado; Economía (en relación a los recursos naturales); y Taller de Comunicación y Gráfica Popular I, II y III. En esta última, en 3° año, se realiza un trabajo especial en conjunto con la fábrica y para la comunidad. En 2009 se hicieron una serie de cuadernos para apuntes con un resumen de la historia de la recuperación de la empresa por los trabajadores.

Referentes de Educación Popular
Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina (IMPA) es una de las principales empresas que fue recuperada por sus trabajadores para conservar la fuente laboral y organizarse en forma de cooperativa. Si bien el proceso se dio a fines de la década del 90, se lo puede enmarcar en la crisis económica, política y social que estalló en diciembre de 2001. Allí comenzó a funcionar en 2004 el primer Bachillerato Popular para Jóvenes y Adultos del país y al año siguiente fue el primero en lograr la oficialización del título con especialización en Cooperativismo y Micro emprendimientos.
      Pioneros en la educación no formal, instalaron el modelo del educador popular Paulo Freire, cuya principal premisa sostiene que la liberación del oprimido, comienza con su alfabetización, en el que adquiere un conocimiento crítico de la realidad y asume posturas frente a ella para luego transformarla.

Un puente al más adentro
El programa “Puentes Escolares” del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, creado a partir de la crisis del año 2001, propone reincorporar a los chicos y jóvenes en situación de calle al sistema educativo de acuerdo a sus necesidades particulares.
      El profesor Matías Alí, es coordinador general del programa y se refirió a la labor desarrollada junto a los Bachilleratos Populares: “Por supuesto que derivamos algunos chicos, porque encontramos allí una opción de lo que sería el más claro ejemplo de ‘Escuela Abierta’, ya que nos permite hacer el seguimiento que cada alumno necesita dentro del establecimiento”.
      “Son una propuesta educativa viable para jóvenes en edad de secundario”, continuó Alí y precisó: “En cada derivación se realiza un acompañamiento intenso en el proceso socio-educativo de reinserción escolar”
      “Puentes Escolares” funciona en cada sede, con un equipo conformado por un coordinador, una pareja pedagógica de docentes, un trabajador social y un psicólogo. Seis de las siete sedes atienden a chicos y jóvenes que cursan educación primaria y sólo una en educación secundaria, que es el que articula con lo Bachilleratos Populares.

NdA: La presente nota formó parte de un trabajo en equipo realizado por Valeria Benitez, Ana Marrello y Javier Villodas para la asignatura Información y Noticiam correspondiente al primer año de la carrera de Periodismo de ETER, dictada por Adrián Figueroa Díaz. 

13 de mayo de 2011

Bifecitos de cerdo a la Reina Sofía

Se aconseja, para celebrar esta tarde de lluvia, proveerse de:
Una Stout de litro, dos bifecitos de cerdo, cebolla blanca, de verdeo, mostaza y miel, entre otras cosas.
Si es que todavía se encuentra en condiciones de continuar leyendo esto, le paso a contar, estimado lector, que se recomienda, limpiar el cerdo de el exceso de grasa y reservarlo para dorar el mismo en una sartén bien caliente.
De ambos lados, un par de minutos por vez sobre la grasa derretida, para sellar los bifes, de momento, reservar en un plato.
Destapar la cerveza, admirar el panorama de dos cebollas picadas finamente, un tallo de verdeo igualmente cortado, servir en un vaso con unos centímetros de espuma, oler el frasco de mostaza de Dijon a la pimienta, sorber con ansias un buen trago de cerveza negra.
Al fondo de cocción que dejó la carne de cerdo, agregar un chorrito de aceite de ser necesario y dorar las cebollas blancas y de verdeo, aportar a medida que vaya reduciendo, una taza de cerveza negra, no desespere, nada se pierde todo se transforma dice Drexler, puede previamente entibiarla para que no pierda temperatura la preparación.
A fuego moderado, agregarles una cucharada de miel, y otra de la mostaza en granos (no sea ratón, deje esa savora ahí para el pancho de los nenes)
Sumergir suavemente el o los bifecitos que haya tenido la precaución de preparar, regálese otro trago de cerveza y propóngale al cerdo un baño de inmersión en la salsa, haciendo deslizar parte de la misma con una cuchara sobre la superficie que queda al descubierto.
Condimentar con sal, pimienta y hierbas (haga abuso de la imaginación, usted es libre, solamente esta atado al romero que no puede dejar ausente).
Cocinar hasta el punto deseado, en tanto que la salsa se reduce, aproveche para darle un traguito más.
Se sugiere acompañar con pan negro, papas noisete o allá los mas sofisticados podrán incluir batatitas asadas o puré mixto de calabaza y peras o solo, que tanto..
En mi caso, lo acabo de disfrutar acompañado de mi madre, La Reina Sofía, que continúa dando cátedra en el arte culinario y no termina nunca de sorprenderme.
Por último, si es lo suficientemente ambicioso, no se quede corto con un solo litro de Stout por persona, mas si considera las papitas. ¿Postre? ¿Para qué?
Salud y gracias por este sublime momento Ma!!

11 de mayo de 2011

Floggers! No es un fotolog

En radio se llamarian "piezas de artistica", en un diario serían parte del "diseño institucional".
Para mi son las imagenes que representan la estética que quise darle a este bolg como espacio de experimentacion periodistica, como canal de expresión y como para ir viendo que onda.

La primera pertenece a la serie tomada en la casa de Juan Quick, es la Remington que fue de su padre, al igual que el resto de las tomas. Con una diferencia, tiene un filtro que le aplicó otro amigo Gonzalo Sanz, para darle mas ambiente.


Muchas gracias a todos


Esta es la que quedó de fondo:


Y esta, la que fue para el MSN: