21 de abril de 2011

Crónica de la Plaza de Mayo luego de la muerte de Néstor Kirchner en Octubre de 2010

Néstor y después
Homero Expósito jamás imaginó cuando compuso “Pedacito de cielo” junto a Héctor Stamponi, en 1942, que ese vals graficaría retórica y poéticamente las jornadas que siguieron al fallecimiento del ex Presidente Néstor Kirchner, la mañana de 27 de octubre. En Plaza de Mayo, miles de jóvenes, militantes y autoconvocados se dieron cita para despedir a un líder.
La casa tenia una reja, pintada con quejas y cantos de amor. La noche pintaba de ojeras la reja, la hiedra y el viejo balcón.” La metáfora de Expósito es implacable con los sucesos, la casa es Rosada, la reja la separa de la multitud doliente que deja allí sus ofrendas florales, carteles, cartas, mensajes, dibujos. Las ojeras  pintadas por la noche representan la vigilia sostenida en la plaza los tres días que duró el velatorio en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa de Gobierno, hasta que el sábado por la tarde, el cortejo fúnebre acompañó al ex mandatario al sector militar de Aeroparque, desde el que partió hacia Río Gallegos. El balcón, ineludiblemente, trae al del General Juan Domingo Perón.
Una larga fila de militantes se formó respetuosamente para pasar ver a Néstor, cuadras y cuadras de cola, de llanto y de esperanza, de pérdida y de unión, desde la calle Defensa e Hipólito Irigoyen, hasta la avenida 9 de Julio y volvía por Rivadavia hasta la Catedral, y se diluía en Reconquista hacia Retiro.
“Recuerdo que entonces reías si yo te leía mi verso mejor, y ahora capricho del tiempo, leyendo esos versos ¡lloramos los dos!”. Lágrimas en el pueblo huérfano  que recuerda esas palabras, los momentos felices, los encuentros con la juventud, que ahora acompaña a su  mujer para llorar juntos. El antojo del tiempo se llevó a Néstor de un ataque cardíaco, muy temprano, la mañana del miércoles en El Calafate, provincia de Santa Cruz.
“Los años de la infancia pasaron, pasaron, la reja esta dormida de tanto silencio…”. La infancia de la Juventud Peronista, en los años setenta, marcó una época de efervescencia política y de participación en la militancia que se acalló severamente durante la dictadura y de manera cómplice en la década del 90. Hoy, la nueva juventud, repone el apoyo, resignifica las viejas banderas y rompe el silencio respetuoso de esta Plaza, esporádicamente con bombos y cánticos vivando a su padre político, que les devolvió el espacio y según dicen  sus carteles “no murió, viven en el pueblo”. Los cantos aluden además a la durísima oposición que afronta la presidenta Cristina Fernández y sus candidatos de mayor exposición: “Andate Cobos y llevate a la Carrió” (variante de “andate Cobos la puta que te parió”).
“… y en aquel pedacito de cielo, se quedó tu alegría y mi amor. Los años han pasado, terribles, malvados, dejando esa esperanza que no ha de llegar…” Proscripciones, dictaduras, torturas, odio de gorilas y una esperanza de tenerlo otra vez como presidente que se vio truncada por su ascenso al medio de lo celeste y blanco, el paso del tiempo que también inmortalizó su unión pasional con su mujer y su pueblo.
La voz de muchos de los que fueron a despedirlo puede sintetizarse en la familia de Hernán, (40) con su esposa, su hijo Augusto (6) y una gran bandera argentina, emocionado declaró: “Néstor se pudo haber muerto pero el movimiento sigue, y a ‘esos’, Cobos y compañía, la Sociedad Rural, que ni lo intenten”, el niño interrumpió: “Vinimos a la Plaza para ver a la presidenta, la gente le escribe cosas para que la presidenta no se ponga triste”, “Pero nosotros no vamos a ir a la Casa Rosada”, retomó mientras su madre que lo llevaba en brazos no podía contener las lágrimas. Los tres dicen “¡fuerza Cristina!” uniéndose así al apoyo masivo.
“… y recuerdo tu gesto travieso después de aquel beso robado al azar”. Siempre será recordado por su estilo único, ese aire de desfachatez a la hora de dirigirse a la prensa afable, su “fuera de protocolo” como lo condenó la prensa opositora el día que asumió.

Sin dudas el mayor logro de la gestión Kirchner, fue su causa con los derechos húmanos, con tono conmovido,  Francisco Madariaga Quintela (32), el nieto número 101 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo en febrero de este año, un poco alejado de los bombos expresó: “Es una tristeza muy grande porque la restitución me tocó hacerla con los Kirchner y me recibieron como si fuera parte de la familia”. Con mas aire retomó: “Hay que acompañar ahora a la Presidenta en el duro momento que le toca afrontar, de mucha tristeza también para las Abuelas que han perdido un hijo más y el año que viene, a poyar a Cristina en las urnas”. Y se perdió enseguida entre la multitud que la noche del jueves 28, se reunió al pie de la pantalla gigante que transmitía en vivo lo que pasaba dentro del Salón de los Patriotas Latinoamericanos, multitud, que gritó y aplaudió la llegada de Lula y de Chávez y chifló a Reutemann e insultó a Monseñor Casaretto, a medida que cada uno se acercaba al féretro.
De espaldas a la Plaza, que continuó latiendo durante la madrugada con bombos, consignas y humo de choripan, un tanguito flotaba en el aire por Diagonal Norte: “… Tal vez se enfrió con la brisa tu cálida risa, tu límpida voz… Tal vez escapó a tus ojeras la reja, la hiedra y el viejo balcón…”.

1 comentario:

  1. ésta la vi alguna vez!

    bien ahi con el blog... una leve advertencia, no te exites y subas todo ahora. Cuando quedas vacio es bueno tener alguna carta bajo la manga.

    Bolsodios

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